Una membrana
estructural, o cascarón, es una estructura de
superficie curva. Por lo
general, dichas estructuras son capaces de transmitir sus cargas en más de dos
direcciones hacia los apoyos y se trata de construcciones de alta eficiencia estructural cuando tienen
forma, proporciones y apoyos tales que la transmisión de cargas ocurre sin que
haya flexiones o torsiones.
Está definida por su superficie media, es decir, la que está
situada a media distancia entre el extradós (superficie externa) y el intradós
(superficie interna).
Así, dependiendo de la geometría de la superficie media, el
cascaron puede ser una cúpula (domo), una bóveda de cañón, un cono o una
paraboloide hiperbólica. Su espesor es la distancia, perpendicular a la superficie
media, entre el extradós y el intradós.
Un cascarón
es una estructura de espesor relativamente delgado en comparación con sus otras
dimensiones; pero no debe ser tan delgado que las deformaciones sean grandes
respecto al espesor.
Asimismo, el cascaron
debe satisfacer las siguientes condiciones: los esfuerzos cortantes
perpendiculares a la superficie media del cascaron deben ser despreciables;
los puntos sobre una perpendicular a la superficie media antes de una
deformación se encuentran sobre una línea recta después de ocurrida esta;
y, por último, dicha línea es perpendicular a la superficie media deformada.
Generalmente, el cálculo
de los esfuerzos en un cascaron se realiza en dos etapas, que por lo
común implican la solución de ecuaciones diferenciales. En la primera se
desprecian la flexión y la torsión (teoría de las membranas), en la segunda, se
efectúan correcciones a la solución previa, para lo cual se superponen los
esfuerzos de flexión y los cortantes necesarios
para satisfacer las condiciones de borde (teoría de flexión).
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